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Adriana Pisani

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Historiadora "freelance"

No es necesario ser titulada en historia para apasionarse de la historia, de investigarla y poner a la luz los hechos que la tramaron, con la más profunda seriedad y responsabilidad.

Los restos de algunos infortunados barcos encallados en la costa atlántica al norte de Mar del Plata condujeron a la pequeña Adriana a descubrir el origen de los desastres y familiarizarse con los hombres que lo habían padecido.

En sus libros se reúnen y se enlazan todos los hechos, algunos verdaderos descubrimientos, como la urna con los restos del Capitán del Faro de Punta Mogotes, Fernando Müller. Un inexhausto trabajo de una gran entusiasta de nuestro mar y su futuro.

Las obras presentadas por la escritora, hasta el momento son seis:

  • Historias del Salado y la Bahía. Crónicas y documentos del pasado.

  • La fantasía del naufragio. Historia de los barcos hundidos en las costas del Tuyú.

  • Monte Cervantes y el Capitán Dreyer. Naufragio y muerte en el sur argentino.

  • ¡Nos hundimos! La misteriosa desaparición de cuatro pesqueros de altura.

  • Vuelven los pescadores.

  • El faro, su capitán y los naufragios. Los barcos hundidos de Punta Mogotes.

 

 

Lea un extracto del libro "El faro, su capitán y los naufragios".

 

EL PINTORESCO CAPITÁN MÜLLER

Simpático, gracioso, imaginativo y servicial son algunos de las palabras con las cuales en algunos relatos se lo menciona al torrero Fernando Müller, el “capitán del faro” de Punta Mogotes.

Nacido en Trieste el 28 de diciembre de 1845 y  según expresó en uno de los escasos reportajes que le hicieron,  llegó a la Argentina a bordo del crucero Patagonia en su viaje inaugural, pero su nombre no figura en la extensa lista de nombres que integraban la dotación del citado buque.

Poco se sabe hoy de su familia y todo es una nebulosa mezclada con relatos ambiguos y fantásticos aunque no menos atrapantes.

Su nombre apareció por primera vez en marzo de 1894 cumpliendo funciones en el faro Punta Médanos, en una, aún hoy inhóspita geografía a 20 kms. al sur de la actual ciudad de Mar de Ajó.

Y se me ocurre extraño imaginarlo en ese paisaje sólo de mar y playa siendo como de-mostró siempre, un hombre que gustaba y disfrutaba tanto de la vida social.

Seis meses después, en setiembre de 1894 fue destinado al faro Punta Mogotes donde se desempeñaría durante veintidós años, hasta su muerte.

La ciudad lo recibió muy afectuosamente y aún hoy es el eterno “personaje” pintoresco y divertido, referente de cuanto relato mencione al faro.

Fue protagonista de cinco naufragios acaecidos en la peligrosa restinga de Punta Mogotes, y tanto él como su dotación dieron en cada circunstancia, sobradas muestras de coraje y solidaridad que merecieron sin excepción el elogio de tripulantes y pasajeros en cada uno de los casos.

Más aún, cuando se perdió el vapor alemán Wangard en enero de 1909, con su original levita gris y su flor roja en el ojal, fue el perfecto anfitrión para los turistas que visitaban el faro ese verano y pretendían ver al buque varado en la restinga.

El diario Ultima Hora risueñamente expresó “…numerosos curiosos llevó hoy al faro la noticia del Wangard. El capitán Müller aumentó el número de ojales en su histórica levita y la proporción de rosas con que la adorna…desde ayer las olas empiezan a traer restos del naufragio a la costa…” 

Muchos relatos mencionaban al capitán Müller en su americana de caballos blancos con destino al faro, deteniéndose varias veces para alivianar el trayecto, otros comprando en el mercadito de Aronna (Rivadavia 2650) o siendo el centro de alguna reunión con increíbles cuentos que podían inspirar incredulidad en los oyentes.

Pero dicen que cuando se enfermó quedó solo y su enfermedad se agravó cuando quiso estar presente en el faro durante una inspección.

Murió el 30 de setiembre de 1916 en la casa ubicada en San Juan 2158 (hoy H. Yrigoyen) y el certificado de defunción fue firmado por el reconocido médico Silvio Bellatti.

Es imposible saber donde estuvo sepultado inicialmente, en La Loma no tienen los libros de inhumaciones del año 1916 y tampoco hay registros de los entierros a partir de 1912 y de los posteriores traslados del cementerio nuevo cuando se clausuró definitivamente en 1932.

Lo único real es que desde el año 1954, la urna con los restos del capitán Müller está depositaba en la bóveda de quien fue su amigo y compañero en el faro, José Ernesto Milani.

Donde descansó durante treinta y ocho años es un verdadero misterio, quizás como su propia vida, ese enigma que seguramente él mismo creó y mantuvo intacta su imagen a través de tantos años como único referente del faro Punta Mogotes.

 Lic. Adriana Pisani

 

 Fotos Müller y Crucero Patagonia - Pulse la imagen   Pulse la imagen

 

Epígrafes de las fotos:

El crucero Patagonia*. El Capitán Müller en la playa. El Capitán Müller en su despacho. Faro de Punta Mogotes. Urna con su restos. Foto de Müller en una ménsula de la bóveda. Placa de la urna.

 

 

Augusto Lasserre fue designado el 30 de abril del 1885 para el comando del nuevo crucero que se estaba construyendo para la Armada en astilleros austriacos de Trieste. Trajo el nuevo buque al país, incorporándolo de inmediato a la escuadra, y el 30 de setiembre de 1866 fue ascendido a comodoro.El crucero Patagonia fue modernizado en el 1899 con el cambio de la artillería y en el 1905 asignado a tareas de hidrografía.

Tipo: Crucero

Hecho en el Astillero Técnico de Trieste, Austria-Hungría, recibido el 29 de enero de 1887. Costo 100.000 libras.

Modificado en 1899, cuando se le retira el cañon de 250 mm y dos de 150 mm, se redistribuye el armamento y se le retiran las barbetas. Es radiado de servicio en 1917.

Desplazamiento 1.530 tons.

Dimensiones: Eslora 67 mts. - manga 10 mts.- puntal 7 mts - calado 3,89 mts.

Potencia motriz: dos máquinas horizontales Compound, con calderas cilíndricas de 2.400 hp y dos hélices.Carbón, 350 tm.

Velocidad max. 14 nudos.

Autonomía: 3.500 millas náuticas

Protección: Torre de comando blindada, artillería con escudos de acero.

Armamento: 1 Cañon Armstrong 250 mm/30 cal a proa; y de 150 mm. sobre cureña en popa; dos cañones de 150 mm sobre repisas, uno por banda; 4 de 87,5 mm; 2 de 62,5 mm; 4 ametralladoras Nordenfeldt de 4 cañones; 6 ametralladoras Gardner de dos cañones.

Dotación: 140 hombres

 

 

La sopa del refocilo

Leyendo el último libro de Adriana Pisani y en un tiempo habiendo sido yo mismo testigo de naufragios y naufragados, y de haber conocido algunos medios y actores de los rescates, perteneciente a mi familia, me imaginé cómo,  aquel ser sacado de las frías aguas del océano o de un barco sin más recursos alimentario, podría refocilarse con la sopa que les voy a describir. Esta sopa la he hecho hoy y la he tomado con una disposición casi solemne parándome por algunos momentos en los recuerdos de mi vida.

 

Sopa del refocilo

Ingredientes - Un caldo hecho con trozos de carnazas de garrón, una zanahoria, dos  papas chicas, una penca de apio, una cebolla cortada en cuartos, sal. Una zanahoria rallada, una cucharada de perejil picado, hebras de azafrán (facultativa), 200 gramos de fideos desmenuzados, 2 huevos frescos, sal. 200 gramos de carme picada, un huevo, sal, 1/2 cebollita bien picada, una cucharadita de perejil, pan rallado necesario. Pimienta, queso rallado.

Preparación - Ponga en una olla los ingredientes para el caldo con abundante agua y poca sal. Deje hervir suavemente hasta que la carne esté tierna. Cuele y aparte los elementos sólidos para comerlos como entrada condimentado con aceite y limón o mostaza. Mezcle la carne picada y los otros ingredientes y forme unas albondiguitas,

Ponga el caldo arriba del fuego, rállele la zanahoria, incorpore el perejil picado y las hebras de azafrán, las pequeñas albóndigas, algo más de sal. Deje cocinar cinco a diez minutos y eche los fideos largos desmenuzados que generalmente tienen siete minutos de cocción. Un momento antes de este tiempo rompa los huevos en el caldo y revuelva con energía  para que formen hilos en el caldo. Sirva en platos hondos o soperitas condimentando con pimienta molida y queso rallado.

 

 

Esta sopa no es solamente un recurso para un hecho desafortunado. Reúne todas las condiciones para que la tomen sus hijos y hasta en un día de Navidad o Año Nuevo, servirla al mejor estilo italiano antes de empezar el asalto a lo tradicionalmente servido en las mesas argentinas, sustituyendo, por ejemplo, lo fideos desmenuzados con unos 'tortellini' hechos en casa.

 

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Última modificación: 08 de marzo de 2024